viernes, 30 de octubre de 2015

Voltaire
(François-Marie Arouet; París, 1694- id., 1778) Escritor francés. Fue la figura intelectual dominante de su siglo. Ha dejado una obra literaria heterogénea y desigual, de la que resaltan sus relatos y libros de polémica ideológica. Como filósofo, Voltaire fue un genial divulgador, y su credo laico y anticlerical orientó a los teóricos de la Revolución Francesa.

Voltaire estudió en los jesuitas del colegio Louis-le-Grand de París (1704-1711). Su padrino, el abate de Châteauneuf, le introdujo en la sociedad libertina del Temple. Estuvo en La Haya (1713) como secretario de embajada, pero un idilio con la hija de un refugiado hugonote le obligó a regresar a París. Inició la tragedia Edipo(1718), y escribió unos versos irrespetuosos, dirigidos contra el regente, que le valieron la reclusión en la Bastilla (1717). Una vez liberado, fue desterrado a Châtenay, donde adoptó el seudónimo de Voltaire, anagrama de Árouet le Jeune» o del lugar de origen de su padre, Air-vault.


Voltaire

Un altercado con el caballero de Rohan, en el que fue apaleado por los lacayos de éste (1726), condujo a Voltaire de nuevo a la Bastilla; al cabo de cinco meses, fue liberado y exiliado a Gran Bretaña (1726-1729). En la corte de Londres y en los medios literarios y comerciales británicos fue acogido calurosamente; la influencia británica empezó a orientar su pensamiento. Publicó Henriade (1728) y obtuvo un gran éxito teatral con Bruto (1730); en la Historia de Carlos XII (1731), Voltaire llevó a cabo una dura crítica de la guerra, y la sátira El templo del gusto (1733) le atrajo la animadversión de los ambientes literarios parisienses.
Pero su obra más escandalosa fue Cartas filosóficas o Cartas inglesas (1734), en las que Voltaire convierte un brillante reportaje sobre Gran Bretaña en una acerba crítica del régimen francés. Se le dictó orden de arresto, pero logró escapar, refugiándose en Cirey, en la Lorena, donde gracias a la marquesa de Châtelet pudo llevar una vida acorde con sus gustos de trabajo y de trato social (1734-1749).
El éxito de su tragedia Zaïre (1734) movió a Voltaire a intentar rejuvenecer el género; escribió Adélaïde du Guesclin (1734), La muerte de César (1735), Alzire o los americanos (1736), Mahoma o el fanatismo (1741). Menos afortunadas son sus comedias El hijo pródigo (1736) y Nanine o el prejuicio vencido (1749). En esta época divulgó los Elementos de la filosofía de Newton (1738).
Ciertas composiciones, como el Poema de Fontenoy (1745), le acabaron de introducir en la corte, para la que realizó misiones diplomáticas ante Federico II. Luis XV le nombró historiógrafo real, e ingresó en la Academia Francesa (1746). Pero no logró atraerse a Mme. de Pompadour, quien protegía a Crébillon; su rivalidad con este dramaturgo le llevó a intentar desacreditarle, tratando los mismos temas que él: Semíramis (1748), Orestes (1750), etc.
Su pérdida de prestigio en la corte y la muerte de Mme. du Châtelet (1749) movieron a Voltaire a aceptar la invitación de Federico II. Durante su estancia en Potsdam (1750-1753) escribió El siglo de Luis XIV (1751) y continuó, con Micromégas (1752), la serie de sus cuentos iniciada con Zadig (1748).



vídeo de voltaire 




5 Ideas claves de su pensamiento

"Pensador polifacético y poco sistemático. Voltaire se convirtió en un símbolo del enciclopedismo y de las modernas ideas ilustradas que defendían la libertad de pensamiento, la tolerancia y la justicia como instrumentos superadores de la ignorancia, el dogmatismo y las supersticiones de toda índole"
1 – Sobre cómo se juzga a los acusados.


Voltaire opina que las causas de una condena se pueden clasificar en dos: por las palabras y por lo hechos de los acusados.
Sostiene que si se los juzga por sus hechos, el juez corre peligro de cometer injusticia sobre un inocente, ya que no siempre se puede probar la culpabilidad. Nunca se llega, dice Voltaire, a conocer lo que realmente ocurrió, por lo cual el juez no tiene otra salida que la piedad que pueda llegar a sentir para aplicar la sentencia. También dice el filósofo que la sentencia aplicada debe ir ala par de los hechos, si el acusado no ha mutilado ni matado a nadie, no es justo condenarlo a muerte o a la mutilación de una de sus partes.
Por otro lado, si el tema es sobre palabras, no se debe acusar a nadie por decir lo que piensa. Según Voltaire, las palabras odiosas que puedan decir todos los hombres del mundano pueden ser mas graves que la sangre derramada por uno solo de ellos.
Además, el único castigo que puede llegar a recibir un hombre acusado por poner lo que piensa en palabras, son otras palabras provenientes del juez, el cual puede , también decir lo que quiera.
Esta idea es importante ya que muestra que Voltaire se preocupa por la justicia de esos tiempos y defiende la toma de medidas razonables frente a los hechos que ocurren y se opone al abuso de poder por parte de los que lo poseen.
2 - Sobre el Destino.

Para Voltaire, esta a la vista que el mundo se rige por reglas inmutables y que toda causa tiene su correspondiente efecto.
El mundo se maneja por leyes físicas y naturales, que bien puede haberlas impuesto un Ser superior. Por lo tanto seria contradictorio que un hombre no tenga la cantidad de ideas que tiene o lo que debe ser no sea. Si el hombre podría decidir el destino de alguna cosa, como un animal o una planta, entonces podría también decidir sobre su propio destino, y por lo tanto seria más poderoso que Dios y esto no es posible. Por eso es que sostiene que cada hombre tiene marcado un destino designado ya sea por leyes o por un ser supremo, pero no por el mismo, y que cada acto que realice estará íntimamente conectado con el camino que su destino marque.
En esta idea, Voltaire critica a aquellos que dicen hacer su propio destino y analiza de forma lógica la verdadera causa de las cosas y el orden universal.
3 - Sobre el Destierro


Sobre el destierro, Voltaire opina que es una pena que debe aplicarse a los delincuentes y que muchas veces se les aplica a personas para hacerlas ver como tales. Pero si desterramos a los delincuentes, es como tirar nuestra basura al jardín del vecino, y eso es algo que no esta bien hacer.
Según Voltaire, un desterrado tiene derecho a elegir una nueva patria y ya no pertenecer a aquella de la cual fue desterrado, porque si pueden tomar la decisión de echarlo, el mismo puede tomar la decisión de elegir una nueva.
Puede incluso hasta pelear en una guerra contra su patria anterior, lo cual es mas honorable que traicionar a la patria ala que uno pertenece, porque después de todo, se puede elegir la propia patria.
Esta idea critica la injusticia que se imponía a los desterrados por causas lejos de ser delictivas. No olvidemos que Voltaire fue desterrado de Francia, su patria natal.
4 – La Democracia

Sobre la democracia, Voltaire cree que como esta compuesta de hombres, igual será injusta y cometerá faltas. En una democracia, los hombres vivirán peleándose por gobernar y por la toma de las decisiones entre todos.
Aún así, no será lo mismo que en los otros tipos de gobierno, en los cuales mas que pelearse por decidir, uno es el que decide y mata al que no este de a cuerdo.
Voltaire concluye con que gobernar a los hombres es definitivamente muy difícil, pero, teniendo en cuenta que todas las formas de gobierno son defectuosas por esto y por estar dirigidas por hombres, cree que la democracia es la mejor.
Esta idea muestra su apoyo hacia la libertad de decisión y su influencia en las revoluciones posteriores.
5- De la conciencia del bien y del mal

Locke demostró que no tenemos ideas innatas ni principios innatos, pero que se vio obligado a demostrarlo detenidamente, porque en esa época todos creían lo contrario.
De esa afirmación se puede deducir que si nacemos sin ideas, para poder ejercer bien el entendimiento, los hombres necesitamos ser educados con buenas ideas y excelentes principios.
Voltaire acusa a la Inquisición por las matanzas que realizaba contra los herejes y de eso deduce que nuestra conciencia la inspira la época, el ejemplo, el temperamento y la reflexión.
El hombre nace sin ningún principio, pero con la facultad de recibirlos todos.
Su temperamento puede inclinarle más al mal que al bien o al revés, su entendimiento le hará comprender las ciencias exactas y las normas morales enseñadas por la sociedad (como no hacer cosas malas si no queremos que nos las hagan) pero no podrá comprender por sí mismo esas cosas si nadie se las enseña, porque no entenderá las ciencias exactas y no sentirá que esta mal hacer lo que esta mal (o bien lo que bien).
Para no cometer tremendos errores, la naturaleza da al hombre la capacidad de aprender y adquirir la verdad y la compasión para actuar y enseñar esas verdades a los demás.
Estos dones dados por la naturaleza son para Voltaire la base de toda sociedad civil.
Los padres y madres educan a sus hijos para convertirlos en hombres sociables y proporcionarles cierta conciencia en sus actos.
También la religión y la moral (cuando son puras) les enseñan a los hombres desde que nacen de tal modo que cuando somos jóvenes no cometemos malas acciones, sin que la conciencia nos lo reproche.
Mas adelante, cuando crecemos, Voltaire sostiene que las pasiones mas violentas atacan esta conciencia y no se ve con claridad la verdad. Ante la indecisión de cómo actuar, los hombres acuden a otros hombres en busca de respuestas.
Así es como surgen (dice Voltaire) los casuitas, los cuales se ocupan de aconsejar sobre temas morales.
Lo que ellos hacen es dictar reglas para dirigir la conciencia, como por ejemplo una que dice : «En la duda de si una acción es buena o mala, abstente de realizaría».
Coincido con Voltaire en que la decisión de hacer o no algo moralmente surge de la educación que recibimos y que fue formando nuestra conciencia. No creo que el hombre nazca con estas ideas ya que a través de la historia fue muy diferente la concepción de lo que esta bien o no hacer.
Además también creo que la educación en valores morales sea uno de los pilares de una sociedad civil, ya que sin ellos la paz y la organización son algo imposible de esperar porque por mas leyes o normas que se impongan, la decisión de actuar de manera correcta descansa en el interior y en la conciencia de cada hombre.

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